“Mi alma es fusión”

Creció escuchando el jazz que le gustaba a su padre y las zarzuelas que todavía hoy canta su madre.

Jugando en las veredas del barrio conoció el sonido del acordeón. Se lo presentó Juan Tormenta, el vecino que ensayaba con su banda en la calle Nicaragua y de quien nunca supo el nombre real.

A los 12 años era uno de los integrantes del Trío Fattoruso, compuesto por Antonio, su papá, y Osvaldo, su hermano. Desde ahí hasta ahora, 60 años después, no paró.

Integró The Hot Blowers, Los Shakers, Opa, Los Pusilánimes, y las bandas de Chico Buarque, Djavan y Milton Nascimento, entre otros.

Vive de la música pero podría haber sido portero de hotel, cuidador de caballos en un stud o corredor de motos.

Es un adolescente inquieto de 72 años. Es Hugo Fattoruso.

 

- ¿Sos de acá de la Comercial?
- Sí, de toda la vida.


- ¿Siempre en esta casa?
- Yo nací en la calle Ejido esquina Paysandú, cuando yo tenía un año de edad se mudaron al Buen Pastor, Defensa y La Paz, ahí estuvimos como 5 o 6 años y luego aquí en La Comercial. O sea, hace 60 y tantos años que estamos acá. Lo que pasó también fue que yo salí de Uruguay casi 30 años: entre la etapa que fuimos a Argentina, que estuvimos 4 años y medio, después a Estados Unidos 11 años, después a Brasil 8 años y después regresé a EEUU 5 años más. Pero bueno sí, soy de acá.


- Empezaste a tocar muy chico, los 12 ya tocabas con tu papá y tu hermano en el Trío Fattoruso pero ¿cuándo comenzó tu interés por la música?
- Sí, comencé a estudiar acordeón a los 7 años.


- ¿Y cómo surgió eso? ¿Tu papá era músico profesional o era alguien que le gustaba la música?
- Son amantes de la música. Mi padre, que su profesión era arreglar vitrolas, aquellas a cuerda, y radios, entonces aparte del amor que ellos tenían por diferentes estilos de música, estaba eso.
Por ejemplo, mi madre escuchaba operas, zarzuelas y música clásica. Quiso cantar, quiso estudiar pero de condiciones muy humildes no consiguió hacerlo, sabe letras, canta junto con las grabaciones en la radio. Y mi padre escuchaba mucho lo que era el jazz de aquella época, un jazz contenido. Las bandas grandes de Gren Miller, Duke Ellington y los combos chicos de Benny Goodman, Louis Armstrong y por ahí. Se escuchaba de todo. Mi tío vivió un tiempo acá en esta casa y él es gardeliano así que escuchaba mucho a Gardel.


- Ahí se te cruzaron todos los estilos...
- Sí, me conquistó la música en sí. Y todos estos estilos están desde niño en mi alma así que tenía una afinidad o facilidad o familiaridad con canciones y esto y el otro, y tocaba con un dedo el piano, porque había un piano en ese casa que no sé de quien era porque nosotros no podíamos tener piano. Así que cuando nos mudamos aquí, a la Comercial, en esta misma manzana, en la calle Nicaragua, aquí a la vuelta, ensayaba una orquesta de un amigo, que después me hice amigo de él, que nunca supe el nombre, pero el sobrenombre era Juan Tormenta.
Juan Tormenta tocaba el acordeón y a mí me fascino.


- ¿Vos eras niño y Juan Tormenta era mayor?
- Sí, niño, niño, 6 años, 7 años. En aquella época jugábamos en la vereda, con el aro, el monopatín, dábamos la vuelta manzana. Y Juan Tormenta era un muchacho, tendría 25 años, 30, no sé. Él ensayaba con su grupo y tocaba el acordeón. Me parece que ahí me fascinó y le pedí a mis padres que yo quería tocar el acordeón, bueno, me compraron el acordeón, y comencé a ir a una profesora de barrio, del antiguo barrio Buen Pastor, en Galicia y Defensa, que tampoco sabemos el nombre, era Polola, La Polola.


- Bien de barrio, todos con sobrenombres.
- Bien de barrio. Polola le dijo a mis padres que porqué no me ponían a estudiar piano porque ella pensaba que yo tenía facilidad y el piano era un poco más completo que el acordeón. Así fue. En este barrio, aquí en frente, Justicia entre Lima y Suipacha, empecé a estudiar el piano con Iris Segundo. Ya falleció.
Ahí empecé a estudiar.


- ¿Y en esa infancia musical tenías espacios para otras cosas?
- Nunca jugué al fútbol... me gustaba la cosa mecánica. Había un motorcito acá que mi padre le ponía a la bicicleta, un motor Fido, de 38 centímetros cúbicos, y yo lo desarmaba y armaba. Después a la postre trabajé como mecánico.
Después corrí en motos. Estaba empapado en eso a nivel primario ¿ta? Pero trabajé como aprendiz mecánico, estaba empapado. Me gustó y trabajé un poco.


- ¿Cuando eras adolescente?
- Sí...yo todavía soy un adolescente, con 72 años.


- Cronológicamente hablando (risas)
- Es un chiste pero es verdad. Sí, tendría 15 años, 16 años.


- ¿Cuándo empezaste a recibir ingresos por la música y decidiste dedicarte solo a esto?
- Más o menos a los 18 años. A los 17, 18 tocaba el contrabajo en una orquesta que tocábamos en los bailes, se llamaba The Hot Blowers, con Bachicha Lencina, Cacho de la Cruz, entre los más conocidos, Ringo Thielman, que después fue bajista pero ahí era pianista, yo era contrabajista, tocó mi hermano, tocó Federico García Vigil. Así que tocábamos en los bailes y también grababa jingles, me convidaba el grupo de Manolo Guardia, se grababa en esa época mucho jingles, y bueno, iba a cantar y a tocar un poco el bajo. Así que ahí empecé a recibir un poco de dinero.


- Era una época en la orquesta en vivo no podía faltar en los bailes.
- Había mucho más. Había mucho trabajo sí. Hoy en día hay también, el estilo es diferente y las orquestas tocan en tres o cuatro lugares por noche, pero en aquella época había muchos bailes con música en vivo. Y también estaban los clubes nocturnos de Ciudad Vieja, donde trabajaban muchos músicos, y también había lugarcitos en Carrasco, lugares más privados, donde iban parejitas, que también tocábamos efectivos ahí de martes a domingo, así que había una cantidad de trabajo.


- ¿Qué hiciste con esos primeros ingresos? ¿Te compraste un instrumento nuevo?
- ¡No! Me compré una moto, chiquita, 50 centímetros cúbicos. Recién habían llegado las Suzuki aquí a Uruguay y quedé fascinado.



- ¿Anduviste en moto mucho tiempo?
- Mucho tiempo hasta que mi madre me dijo "o la moto o no entrás más".


- ¿Por qué? ¿Tenía miedo?
- Sí, tenía miedo por los accidentes. Yo corría en moto, no quiere decir nada esto pero quiero decir que estaba empapado. Estaba bien en el asunto de las dos ruedas, lluvia, viento. Era otra época no había tantos coches en la calle, estaban los ómnibus y algún taxi.


- ¿Cómo surge el Trio Fattoruso? ¿Fue un juego que terminó en algo más grande?
- Sí, por el amor a la música. Empezamos a tocar algunos temas que yo ni sé lo que eran. Y Osvaldo como siempre estaba con los cubiertos en la mesa y palitos al final se le compró una batería reducida y comenzó a tocar. Y mi padre se inventó aquel...no inventó, él lo vio en algún cortometraje inclusive sin sonido de los afroamericanos que tocaban en Misisipi, en esos lugares, con un latón, había un agujero en el medio del latón invertido, una cuerda y un palo. Él en lugar de un latón usó una caja de madera y hacía unos sonidos similares a los que hace un contrabajo, y como a él le gustaba mucho eso ahí tocábamos los tres en tablados, en fiestas, y esto y otro.


- ¿Te imaginas otra cosa que hubieses hecho sin ser la música?
- ¡Sí, cómo no! Yo trabajé como fotógrafo, trabajé como mandadero en la moto, trabajé como limpiador. Pero puedo ser cocinero, un buen portero de un buen hotel.


- ¿Qué cualidades tenés de buen portero de buen hotel?
- El buen trato, la diligencia, la atención atenta, valga la redundancia. Me manejo y hago lo que hay que hacer. Yo con la música la pasé bien bravo, muchos momentos muy difíciles


- ¿Cómo cuáles?
- Faaa, mija....


- ¿Hubo momentos en qué dijiste para qué estoy haciendo esto?
- No, tanto así no, pero pensé una vez en abandonar la noche porque en Estados Unidos trabajaba en la noche de martes a domingo y te daba para sobrevivir. En mi nivel, hay músicos que mejoran su nivel, se preparan y zafan, le escapan a ese circuito de laburar todos los días y se pueden destacar y ganar otros dineros. No fue nuestro caso así que... ¡faaa, la noche! Así que pensé en cambiar y fui a buscar trabajo a los studs de los caballos de carrera y ya estaba para entrar, era completamente al revés: empezaba a las 5 de la mañana, me encantaba, me encantaba la idea porque nunca llegó a concretarse.
Vivíamos en el estado de Florida


- El trabajo en "la noche" es muy standarizado ¿no? Tocás todos los días lo mismo.
- Sí, sí. Tenés que tocar lo que la gente quiere escuchar, digamos. En esos clubes como a primera hora había poca clientela tocaba Opa, digamos, y de a poco se iban juntando músicos, nos iban a ver "pero cómo están acá, y esto que el otro", y ahí surgió que vino este señor Airto Moreira (NdeR: músico y compositor brasileño) y nos convidó para grabar, para formar parte de su grupo. Zafamos un poquito no más porque después nos desentendimos y volvimos a la noche.


- Te fuiste a Argentina, Estados Unidos, Brasil ¿qué te pasaba emocionalmente en relación al país? ¿Extrañabas? ¿Cómo vivías la distancia?
- Desarmamos el grupo Los Shakers, una etapa corta de cuatro años...


- Corta pero explosiva.
- Sí, le fue bien, al grupo le fue bien. No ganábamos en dinero lo que ganan los grupos explosivos de hoy en día. Uno de los errores grandes fue la firma de cesión de derechos que generaría supuestamente el grupo, que a la postre sí lo generó hasta hoy en día. Hoy en día no es en grandes cantidades como en aquella época pero de ahí no nos rindió nada económicamente porque firmamos algo que... nada, eso, cedimos los derechos.
Lo mismo sucedió con el grupo Opa: nunca vendió miles y miles de discos pero hasta el día de hoy se sigue vendiendo. No vemos un peso por los contratos que firmamos, sin asesoramiento.


- ¿No tenían ningún asesoramiento?
- Así, muy hippie, muy bohemio "ah, ¿qué hay que firmar? ¿Acá?" y ta, estampaste la firma ¡y qué se yo lo que estábamos firmando!


- Lo que querían era tocar...
- Queríamos tocar y soñábamos "ahora que grabamos un disco, rompemos todo" y no pasó nada porque no nos organizamos a punto de encontrar o buscar algún manager que nos colocase, por ejemplo, como telonero de algún grupo importante. Seguíamos trabajando en la noche, tocando los temas de la radio.


- Todo esto venía por la pregunta de si extrañabas cuando estabas afuera...
- Era mente joven, se distrae con...no sé con qué. No extrañaba. Pero cuando vine acá, la primera salida-porque cuando estábamos en Buenos Aires venía siempre- ahora cuando pasamos 11 años... cuando volví acá y escuché una cuerda de tambores casi me muero: lloré, no sé, una hora, no podía contener el llanto de la emoción.


- Parecía que no pero sí había una añoranza...
- Totalmente. Eso estaba adentro. Somos locales totalmente.
Fui a ver Ansina ¡imaginate! Con nosotros tocaron gente de Barrio Sur, Ansina y gente de Ansina tocó con Opa a su regreso al Río de la Plata, por decirlo así. Después de 11 años regresamos con Osvaldo y tocamos en el cine Plaza, fue una emoción una muy fuerte.


- De todo estos ritmos o estilos que vos mezclas y que escuchaste de chico ¿Cuál es el que sentís más personal, más tuyo?
- Es que mi alma es fusión, mi alma musical está alimentada por varias corrientes que conviven y viven en mí, es inevitable. Compongo temas que son instrumentales, que tienen una tendencia obviamente con las influencias del jazz, y aparte que le dejan al músico un espacio para improvisar. Compongo temas formales con formato formal, con letras, que hablan de una canción de amor y que se yo o que hablan del barrio, del barrio Sur, de Palermo, ahí está mi vida.


- ¿Cómo compones? ¿Cuál es el proceso?
- Es por osmosis o resorte, por inquietud ¿si? A veces la mayoría de los temas son de trámite simple y otros que voy directamente al papel y voy compás por compás, son más elaboradoras.


- ¿Qué quiere decir de "trámite simple"?
- Porque si es una canción me suena en la cabeza ya como forma de canción, entonces es simple. Y si son temas instrumentales hay unos que son simples y otros un poquito más elaborados. Voy escribiendo compás por compás.


- ¿Tenés una rutina para componer?
- No, las propias instancias y obligaciones me llevan a estar estudiando todo el tiempo diferentes cosas porque me invitan diferentes grupos a tocar con ellos, tengo que estudiar sus músicas, porque si me voy a presentar con un pianista, él me manda música, tengo que estudiar la música de él.


- ¿Recibís muchas invitaciones para tocar?
- Sí, mucha suerte, muy simpático. Yo tengo que combinar las fechas, como un dentista.


- Te puede llamar alguien que capaz a vos no te interesa tocar con esa persona o en esa banda ¿cómo lo manejás?
- Mirá, el 99% de las veces digo que sí porque considero un gesto amable, galante y simpático que me inviten. Aparte para mí es un desafío porque cuando cuando acepto le digo "mirá, yo voy pero cuando grabe tenemos que ver entre los dos si la emboco porque si no la emboco sacame y después nos tomamos un café y me voy a casa". Con esa condición voy: que es descartable mi participación. Y todo es un desafío, a mi me gusta, me gusta porque me parece que le puedo embocar. Son veleidades, me parece que le emboco (risas)


- Y te da para espacio para investigar, para estudiar.
- Se aprende de todos. Menos de...hay unos que tienen tanto nivel que yo no puedo aprender nada. Porque tiene mucho nivel...


- Algo podrás "agarrar" ¿cómo que no?
- Leo Masliah, ¡faaa! yo me quedo maravillado. Él me invitó a tocar, los temas que yo toqué son temas que él tácitamente sabe que yo los puedo tocar porque él tiene el 90% de los temas yo no podría tocar; tendría que estudiar todo el año para estudiar tres temas porque son cosas muy complejas para mis conocimientos, están fueran de mi alcance.
Hernán Jacinto que es otra persona que tiene otro nivel, él baja y él toca conmigo y yo puedo. Otro es el Mono Fontana. Ellos dos son de Argentina. Tienen mucho nivel, simplemente, entonces de ellos, de verdad, no puedo aprender porque me traspasa. Combinamos y nos encontramos en un punto en el que me puedo mover, eso sí.


- Estoy segura de que si le pregunto a ellos no van a decir que no podés...
- Uhh, son terribles, son fans. Yo me tropiezo y toco por accidente una tecla y "ahh, qué bárbaro loco, mirá lo que hiciste". Son así. (risas)


- ¿Qué música escuchás?
- Música folclóricas regionales. Músicas ciudadanas no me interesan, por decir así generalizado. Recomiendo los países árabes, hoy en día es mucho más fácil que otrora, con internet tenés mucha cosa. Música de los países árabes, de los Balcanes, por ejemplo de Corea, de Japón, de India. Es infinito.


- Ahí están las raíces.
- Sí, es muy fuerte. Te seduce, te hipnotiza.


- ¿Y de Uruguay?
- Toto Méndez, Zitarrosa, Fernando Cabrera, obviamente una cantidad de trabajo que hay hecho Jaime Roos, letras y composiciones, Ruben Rada, Aníbal y Washington Pintos, Carlos Quintana, Tonino Restuccia, Damián Gularte , Leo Méndez , Manuel Contrera , Nacho Algorta , Nacho Labrada , el Cuarteto Rica Cosa.
Hay un pianista que vive en Minas, un compositor de la puta madre, no me sale el nombre...pianista, el otro día también me quería acordar, después te lo paso (NdR: se refiere a Gabriel Estrada)
¡Las guitarras de Toto Méndez! siempre llevo discos para regalar en Japón, porque nosotros tocamos fusión con Tomohiro. Antes llevaba cosas de Rey Tambor y ahora no llevo más porque lo deshice al grupo y con barrio Sur no grabamos todavía. Llevo el CD que se llamaba "Y no entendieron nada" para regalar allá porque me parece una carta uruguaya neta, soy profundo admirador de lo que traen ellos, de lo que llevan adentro. No está contaminado. Tremendo.


- Nombraste a Tomohiro, el percusionista japonés Tomohiro Yahiro con quien tenés un dúo ¿cómo te conectaste con él?
- Por Djavan. Yo estaba tocando con Djavan, viviendo en Brasil y tuve la suerte de que este ángel, este gran músico, compositor, esta buena persona, viaja a Japón, viajo yo también porque estaba en la banda. Vino Tomohiro a ver a Djavan, como muchos otros músicos que son admiradores, fans de su trabajo, y Tomohiro ya era fan de Opa así que ahí nos conocimos.
Vivió en Gran Canarias 12 años así que con una gran facilidad para la comunicación. Le llevé un regalo de Brasil porque me anunció Joyce Moreno me dijo: "ah, vas a Japón, seguro que se va a acercar un amigo que toca con nosotros, toca muy bien música brasilera, Yahiro Tomohiro" y le llevé un birimbao espectacular.
Ahí conocí a Tomohiro, en el año 85. En el año 86 regresa Djavan a Japón, yo continuaba en la banda y ya con Tomohiro quedamos un poco más en contacto pero después me perdió de vista porque yo me fui de Brasil, me fui de Brasil y Tomohiro había guardado un papelito "a la uruguaya" con el teléfono de mi prima, aquí no había teléfono. Me empezó a buscar en Brasil, los amigos que él tenía en Brasil le decían "no sé dónde está Hugo, no lo vimos más, no sabemos nada de él, me parece que no vive más en Brasil, no está más en Río, no sé si está en San Pablo, no sé dónde está". Llama a mi prima, mi prima le dice "pero Hugo está en Nueva York" pero mi prima no tenía mi teléfono. Mi prima viene, habla con mi madre, se lo pasó a Tomohiro.
Tomohiro me encontró en Nueva York, en mi segunda etapa de cinco años. Ahí comencé a viajar para tocar con otras formaciones, otros grupos, hasta que él mismo me dijo "¿te parece que podemos tocar de dúo?" y le digo "claro". Ahora en el 2016 es la décima gira consecutiva del dúo ¡fantástico!
Albana viene con nosotros, viene conmigo, ella es invitada (NdR: Albana Barrocas, con quien conforman el dúo Ha Dúo) Así que somos tres orientales aunque se presenta como siempre Dos Orientales. Este año se lanza, ya está saliendo el tercer disco de Dos Orientales, se llama Tercer viaje, y bueno para ahí va.


-¿Aprendiste algo de japonés?
- Mirá, fui a estudiar y mi memoria me traiciona, me falla, no me traiciona, me falla. Horrible mi memoria. Fuimos con Albana y con mi nieta Luana; Albana fue la buena alumna y retuvo, y sabe algunas cosas. Puede deducir algunas cosas en uno de las tres escrituras que tienen, en hiragana, pero yo... vergonzoso, vergonzoso, porque es mi vez número 18 que viajo a la maravilla de ese país, de esa sociedad.


- Pero podés saludar....
- Ehh, Tarzán reducido (risas)


- ¿Cuàndo es la gira en Japòn?
- En octubre hacemos la décima gira consecutiva del dúo Dos Orientales.


- Previo a ese viaje ¿en qué estás trabajando?
- Este sábado (fines de mayo) voy a tocar con Hernán Jacinto, tremendo músico y compositor, en Buenos Aires.
Ahora vamos a grabar, esta semana viene un productor inglés a Montevideo, estamos en contacto hace tres meses gracias a Nico Fervenza, el manager de NTVG, que se encontró con él en Londres y entramos en contacto. Vamos a grabar con mi hijo Francisco, Nicolás Ibarburu, Tato Bolognini, Albana Barrocas, los tambores de Barrio Sur, que es el grupo, mi nuevo quinteto, que son Matías Silva, Wellington Silva, Guillermo Díaz Silva, así que somos un sexteto y vamos a grabar pasado mañana empezamos en Sondor. Llega este hombre, lo voy a buscar a Carrasco y a las 10 de la mañana vamos a armar todos los petates en Sondor, vamos a llevar todos los chirimbolos por decir así, los teclados, y bueno, estaremos grabando tres días. Yo el sábado me voy, regreso el domingo, continuamos trabajando en el estudio. Así que estamos con esa efervescencia también. Recién volvemos de tocar con Barrio Sur en el homenaje de estos cuatro sábados que hicieron en Fray Bentos a Osvaldo. Ya tocamos el sábado con Albano, con HA Dúo, y antes de ayer tocamos con el quinteto, con Barrio Sur. (NdR: El primer homenaje a Osvaldo Fattoruso fue organizado por los Centros Mec de Río Negro y consistió en conciertos y clínicas musicales)


- Tenés premios, cuando te invitan a tocar diversos artistas la gente te aplaude mucho pero leí en alguna entrevista que si vos armás un show solo no tenés mucha convocatoria ¿Por qué crees que pasa eso?
- Sí, no sé cómo es. Los shows grandes que existieron que se llamaron Fatto in Casa en uno de esos shows estuvieron invitados Jaime Roos y Fito Paéz, se llenó. Al año siguiente estaban Fernando Cabrera y Andrés Calamaro, es un buen plato, se llenó, pero si yo en esos mismos teatros digo "voy a ir a tocar", yo ya sé que patinamos. Patinamos porque hemos ido a tocar a salas más chicas y patinamos. Estuvimos con Leo Masliah, nos fue bien, estuvimos con Laura Canoura, nos fue bien, en términos de público, digo, pero si yo convoco como Hugo, la verdad, yo no me tengo confianza, me parece que....me parece porque ya lo viví.


- ¿Por qué crees que no convocás solo?
- Yo pienso que la mayoría de la gente conoce el apellido pero no sabe lo qué hacemos o no está enamorada de lo que hacemos... o hacemos tanta cosa que es un entrevero y nadie sabe qué diablos (risas)


- Toca con este, toca con el otro...
- Claro, claro, además dicen "a este lo veo en el ómnibus, en la esquina".


- ¿La gente te saluda por la calle?
- Me saludo mucha gente, me dan cariño, "¡arriba Hugo!". También me dicen "vamos Osvaldito, vamos esa batería" (risas)


- Hay confusión....
- ¡El otro ni está acá! Sí, una confusión impresionante.


- ¿Cuándo extrañas a tu hermano?
- Osvaldo es media orquesta mía. Se me fue media orquesta. En primer lugar se me fue un hermano, la misma carne, la misma sangre. Espantoso. Al mismo tiempo esa formación no existe más, con él tocábamos como enchufados en el mismo cable. No muda nada cuando toco con otros bateristas, puedo tocar igual pero al contar con esa compresión que existía las cosas fluyen para un lado muy definido.


- ¿Cuánto hace que sos socio del SMI?
- Desde hace 20 años, cuando volví. Fui cuatro veces, tengo suerte. Así que agradezco a la entidad por la entrevista.

 

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