Depresión materna

Lic. Patricia Montoro Spiess
Psicóloga. Especializada en Psicología Perinatal

La depresión materna es un cuadro que se presenta en aproximadamente en el 10-15 % (OMS) de las mujeres luego de las primeras semanas posteriores al nacimiento de su bebe.  Es un cuadro de suma relevancia en tanto no solo afecta intensamente a la mama sino también al bebe y su desarrollo emocional. Es importante conocer de qué se trata para poder identificar a tiempo y tomar acciones acertadas para ayudar a la mama y su familia. Debemos diferenciar la depresión materna del “Baby Blues”. Posterior al parto es frecuente que la mama atraviese un estado de labilidad afectiva, asociado a componentes neuroendocrinos del posparto, que se denomina “Baby Blues” durante el cual la mama suele sentirse más triste, sensible e insegura en relación la maternidad. Este estado se resuelve dentro de las primeras semanas posparto de forma espontanea y no requiere intervención profesional para su resolución.
La depresión materna a diferencia del anterior se extiende en el tiempo y tiene factores psicológicos, biológicos y sociales asociados. Además del apoyo familiar y social, requiere de ayuda profesional. La mama que sufre depresión posparto siente dificultades para poder disfrutar de su hijo y de la experiencia de la maternidad, tiene sentimientos de culpa que resultan abrumadores y muy angustiantes. Se sienten incompetentes, inseguras, tienen sentimientos de fracaso y sienten no poder darle o sostener a su bebe como necesita. Este estado emocional además de generar un sufrimiento muy difícil de sobrellevar para la mama repercute en el vinculo temprano con su bebe, y así en su desarrollo afectivo temprano, en tanto afecta su disponibilidad emocional y comunicación afectiva.
Entre los factores predisponentes o factores de riesgo encontramos: antecedentes de depresión materna, embarazo no deseado o dificultades para quedar embarazada, problemas familiares o sociales, situaciones estresantes durante el embarazo, fallecimiento de persona cercana, enfermedad de un familiar o propia, problemas económicos, mudanzas, complicaciones obstétricas, complicaciones en la lactancia.
Es muy importante que estas situaciones sean detectadas e identificadas desde lo social, lo familiar, y desde el personal de salud, porque es frecuente que las mamas con depresión posparto  no consulten, sufren por tiempo en silencio, generalmente por vergüenza, por miedo, por no sentirse comprendidas. Temen expresar sus pensamientos y sentimientos y ser percibidas como “malas madres”.  En lo social y familiar sigue predominando una creencia idealizada vinculada a la maternidad que genera dificultades para la detección de depresión materna en este sentido.
Es necesario trabajar estos aspectos desde el embarazo, por lo que recomendamos participar de todas aquellas actividades que contribuyan a prevenir o detectar precozmente los síntomas que puedan presentarse así como la participación en grupos de preparación para la maternidad que trabajen sobre una idea de maternidad real que protejan de ideales que puedan resultar perjudiciales para la mama y su familia.
El acompañamiento emocional por parte de un profesional especializado es fundamental para aliviar el sufrimiento materno y las repercusiones en el vinculo madre/bebe que este conlleva. El tratamiento incluye la diada madre/hijo y la participación activa del papa. El tratamiento farmacológico también resulta efectivo,  pero rara vez son necesarios si se realiza un adecuado apoyo de contención familiar y profesional. Los grupos de apoyo también pueden ser de gran ayuda en tanto rompen con el aislamiento y ofrecen un espacio en donde las mamas logran expresarse y vincularse desde un espacio de comprensión que les brinda apoyo y seguridad.


Lic. Patricia Montoro Spiess
Psicóloga. Especializada en Psicología Perinatal

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